… como decía la canción… «todo Depende..».
Determinar el número de flujos que configurarán un modelo de valoración es un factor importante a la hora de valorar una empresa, ya que el valor de una empresa es muy sensible al número de ejercicios futuros que se consideren en su cálculo. En la práctica habitual y sin que ello comporte ninguna afirmación indiscutible, se suele utilizar un intervalo de entre cuatro y siete ejercicios, sin que ello suponga que las valoraciones basadas en más o menos años no sean correctas. Sin embargo, en un entorno como el actual se hace realmente difícil la realización de previsiones futuras. Esto, no es razón para no hacer valoraciones rigurosas y el conocimiento de la empresa, el sector, el entorno y la experiencia suelen ser factores clave en la realización de esta tarea de establecer un HORIZONTE TEMPORAL adecuado.
Para ello tengamos en cuenta las siguientes consideraciones.
En el momento de llevar a cabo la valoración de la empresa fijamos un periodo de planificación en el cual explícitamente se detallan los valores previstos de las distintas variables, y se configuran los estados financieros previsionales (a este periodo le denominaremos periodo de planificación explícita o simplemente periodo de proyección), pero la empresa continúa operando una vez superado dicho horizonte, entrando entonces en lo que denominaremos periodo de post planificación o de continuidad.
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- El primer periodo es el periodo proyectado explícito para el cual se construye sobre la información facilitada por la empresa, por sus cuadros presupuestarios del proceso de planificación financiera, por sus estimaciones de evolución del negocio y por su dirección estratégica, aparte de las variables y previsiones de factores macroeconómicos y sectoriales. Idealmente, ha de ser suficientemente largo como para que las previsiones se estabilicen a lo largo del periodo y sobre todo en los dos últimos ejercicios. En la práctica, el periodo proyectado explícito suele ser como hemos comentado entre de cuatro a siete ejercicios.
- El segundo periodo de tiempo se supone ilimitado y comienza al final del periodo proyectado explícito (el reflejado por el valor terminal o residual). Se utiliza para determinar el valor residual del negocio, siendo este valor residual el que pondera mas en el valor final de la valoración.
Como conclusión, para la mayor parte de los análisis el horizonte temporal indicado es suficiente, pero evidentemente, si estamos desarrollando la valoración de, por ejemplo, la valoración de una empresa que tiene una concesión de una autopista durante 50 años, este horizonte de valoración sería exiguo; pero en la mayor parte de los casos en un horizonte como el planteado, la empresa ya debería haber alcanzado un cierto nivel de estabilidad que permita resumir todo el futuro a partir de ese punto, en una cifra de valor terminal. Por otro lado, plantear horizontes a un plazo mucho más largo puede hacer perder credibilidad a las cifras presentadas en detalle. Es posible “creerse” el valor aproximado que puede tener un negocio dentro de 7 años (valor terminal), pero es más difícil creerse la cifra exacta prevista para gastos generales en, pongamos por caso, el año 10. A modo de comentario, en un pequeño muestreo (no científico) se puede comprobar que la mayor parte de los organismos públicos solicitan planes a menos de cinco años cuando piden proyectos de inversión para la solicitud de subvenciones.